
Este sábado 1 de febrero desde las 16 se realizará en la Argentina la “Marcha Federal Antifascista y Antirracista”, una movilización convocada tras una multitudinaria asamblea que se realizó en el anfiteatro del Parque Lezama por agrupaciones defensoras de la diversidad sexual bajo el lema “al closet no volvemos nunca más”, en respuesta al violento discurso del presidente argentino Javier Milei en el foro económico de Davos, en el que puso de manifiesto una posición homofóbica con acusaciones falsas e infundadas, trazando un ridículo y oscurantista paralelo entre homosexualidad y pedofilia.
Sin embargo, a pesar de haber surgido como una reacción de la comunidad LGBTIQ+ a un ataque directo contra ellos, la convocatoria ha cobrado una dimensión superior, sumando numerosas adhesiones, y ya se estaría configurando como un planteo de confrontación política al gobierno. Las diversidades de género habrían logrado encender una chispa que desde luego no consiguieron la lóbrega burocracia sindical de la CGT ni el kirchnerismo, pero tampoco la izquierda. Se espera que la marcha sea masiva y se replique en todo el país. El punto de encuentro en la Ciudad de Buenos Aires es en Plaza Congreso, para luego marchar hacia Plaza de Mayo.
Así, esta concentración no es solo una respuesta a los ataques del gobierno contra las minorías, sino un llamado urgente a la resistencia de toda la sociedad, porque lo que empezó como un ajuste brutal está mostrando cada vez más su verdadero rostro: una deriva autoritaria que apunta directamente a quienes piensan diferente. De qué otra manera se puede interpretar la frase que el energúmeno que preside la Argentina escribió días pasados: “Zurdos hijos de putas. No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta”. Nngún fiscal se interesó en averiguar si el mensaje presidencial constituye amenaza, intimidación, incumplimiento de los deberes de funcionario público o violación de la "ley antidiscriminación". Aquí debajo, lo que establecen los artículos 212, 213 y 213 bis del Código Penal de la Nación:
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ARTICULO 212. - Será reprimido con prisión de tres a seis años el que públicamente incitare a la violencia colectiva contra grupos de personas o instituciones, por la sola incitación.
Capítulo IV / Apología del crimen
ARTICULO 213. - Será reprimido con prisión de un mes a un año, el que hiciere públicamente y por cualquier medio la apología de un delito o de un condenado por delito.
Capítulo V / Otros atentados contra el orden público
ARTICULO 213 bis. - Será reprimido con reclusión o prisión de tres a ocho años el que organizare o tomare parte en agrupaciones permanentes o transitorias que, sin estar comprendidas en el artículo 210 de este código, tuvieren por objeto principal o accesorios imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor, por el solo hecho de ser miembro de la asociación.
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En cualquier caso, el sábado estaremos en Plaza de Mayo, Milei, podés venir a buscarnos. ¿Te pensás que alguien te tiene miedo a vos o a los grotescos fachosos que te rodean, orate?
Pero aquí no se trata sólo de lo bajo y desagradable que es el personaje freak que gobierna el país, quien por ejemplo emplea la palabra “mogólico” como insulto, permanentemente hace chabacanas, machistas y trogloditas referencias sexuales sobre penetración anal como supuesta figura retórica de imponerse sobre alguien, incluso frente a menores, un sujeto que no tiene estatura y nivel de ninguna clase para presidir nada. Va más allá de eso. El gobierno libertario recorta y ajusta en detrimento de las clases populares, persigue disidencias y ha instaurado un discurso de odio desde el Estado. Esto no es solo un problema de las minorías: el fascismo siempre empieza por los sectores más vulnerables y luego avanza sobre toda la sociedad.
La movilización del sábado es una interpelación a todos y todas para detener el avance de un régimen que desprecia la otredad y que quiere imponer el miedo como forma de control.
En las calles, con unidad y masividad, es una de las maneras de ponerle un freno a estos proyectos autoritarios.
Nos vemos en Plaza de Mayo.