Por Nazareno Suozzi / Prensa Obrera
El asesinato en pleno territorio iraní del máximo jefe político de Hamas, Ismail Haniya, atribuido por la organización palestina y el gobierno de Irán al Estado de Israel, marca un salto en las provocaciones y crímenes del sionismo en la región. Casi en simultáneo, Israel bombardeó también Líbano y Siria. Tel Aviv no vacila en atacar zonas residenciales, ciudades densamente pobladas de países vecinos, bajo el pretexto de eliminar referentes de organizaciones con las que está enfrentado. Estos hechos tienen como telón de fondo el genocidio que el sionismo está perpetrando contra la población de Franja de Gaza, que ya dejó casi 40.000 muertos.
Haniya se encontraba alojado en Teherán, donde participó de la ceremonia de asunción del presidente iraní Masoud Pezeshkian. Un ataque aéreo durante la madrugada del miércoles contra un edificio de veteranos militares terminó con su vida y con la de su guardaespaldas. Haniya era el principal negociador de Hamas con Israel. La dirigencia de Hamas advirtió que Israel “no quedará impune”, y el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, amenazó con una “venganza de sangre”. Los gobiernos de Qatar, Egipto, Turquía, Rusia y China repudiaron el atentado; e Israel, por su parte, no se ha adjudicado el asesinato, aunque es muy poco creíble.
El gobierno sionista, con la banca de Estados Unidos, viene desenvolviendo una política de limpieza étnica en el territorio de la Palestina histórica, que hoy desarrolla en Gaza en toda la línea y poco a poco en Cisjordania –donde desplegó bandas fascistas de colonos armados que expulsan palestinos de sus territorios. En Cisjordania, cientos de personas han marchado en ciudades como Ramallah o Hebrón repudiando el atentado contra Haniya y en apoyo a la resistencia palestina. El Estado de Israel, peón del imperialismo norteamericano en Medio Oriente, solo puede mantenerse en pie impulsando la guerra.
Este martes, Israel bombardeó la capital del Líbano, Beirut, y asesinó a Fuad Shukr, alto comandante militar de la milicia libanesa-chiita Hezbollah. Según la cadena CNN, el gobierno israelí habría avisado de antemano a los yanquis que iba a llevar a cabo este ataque. La candidata demócrata Kamala Harris lo respaldó, diciendo que “Israel tiene derecho a defenderse”. Fue una forma de competir con su contrincante Trump, que promete un fuerte espaldarazo al sionismo en su política de aniquilación contra la población palestina y viene de reunirse con el premier israelí Netanyahu al igual que los demócratas. Netanyahu ha dado recientemente un discurso en el Congreso estadounidense, donde ratificó que busca lograr la victoria total en Gaza y fustigó contra el régimen de los ayatollahs.
La avanzada contra Beirut fue disfrazada como una respuesta al lanzamiento de misiles hacia los Altos del Golán por parte de Hezbollah –que negó su responsabilidad en el hecho–, que terminó con la muerte de 12 niños drusos. Pero antes de esto, el sionismo ya había bombardeado en múltiples ocasiones el Líbano. El mismo Netanyahu no descarta una invasión y algunos de sus ministros exigen devolver el Líbano a la Edad de Piedra.
Las provocaciones se extienden a Irán. En abril, Israel bombardeó la embajada de Irán en Damasco, Siria, asesinando a dos altos generales de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. El régimen de los ayatollahs respondió lanzando más de 200 drones y misiles, sin generar mucho daño. Fue una respuesta deliberadamente cauta y con preaviso, con el propósito de no romper todos los contactos diplomáticos con Washington. Este lunes por la noche, por otro lado, el gobierno sionista atacó posiciones de las Fuerzas Armadas de Siria, en el suroeste del país. Y la semana pasada bombardeó un puerto de Yemen, país en el que operan las milicias hutíes, que vienen atacando los barcos mercantes que circulan por el Mar Rojo para infringirle daño a Israel. En enero de este año, Estados Unidos y el Reino Unido bombardearon Yemen para apoyar la causa sionista.
El asesinato de Haniya, que aleja muchísimo más la posibilidad de que se concrete un alto al fuego en Gaza, debe entenderse en este contexto. Medio Oriente puede ir hacia una guerra de características generalizadas, como fruto de las provocaciones del sionismo, que se sumaría a los frentes bélicos abiertos por el imperialismo en Ucrania y a las tensiones en el Pacifico. El recalentamiento de las tensiones guerreristas en el mundo está directamente vinculado a la crisis capitalista.
El genocidio sionista en Gaza produjo casi 40 mil muertes, el colapso de la mayor parte de su infraestructura, hambruna y hasta la aparición de casos de polio.
Redoblemos la movilización contra el genocidio en Gaza. Viva la lucha palestina. Abajo el Estado de Israel.