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Irán tras la muerte del presidente Raisi

El fallecimiento del presidente iraní Ebrahim Raisi al estrellarse el helicóptero en que viajaba tras inaugurar una represa en conjunto con el autocráta de Azerbaiyán Ilham Aliyev en la frontera de ambos países, ha precipitado la convocatoria de elecciones presidenciales adelantadas para el 28 de junio. Aunque el ejército ha iniciado una investigación sobre el incidente, la principal teoría apunta a un accidente, descartando por el momento la posibilidad de un atentado. Al menos eso señala la versión ofcial iraní.


Mohammad Mokhber, vicepresidente del país hasta la muerte de Raisi, ha sido nombrado presidente interino, sin embargo, se espera que todo el proceso de las elecciones presidenciales esté estrictamente controlado por la figura del ayatollah o "líder supremo", actualmente Ali Khamenei, de 85 años, en quien recae el poder último en el régimen teocrático iraní. Raisi era considerado como un posible sucesor suyo para ese cargo, al igual que Mojtaba Khamenei, hijo del ayatollah, quien ahora lógicamente amplía sus chances.


El Consejo de Guardianes, compuesto por 12 miembros designados por el ayatollah, tiene la capacidad de vetar candidaturas presidenciales, garantizando que los aspirantes se amolden a las políticas del régimen. Por eso, la participación electoral en Irán ha mostrado una tendencia a la baja en los últimos años. Las elecciones de junio de 2021, que llevaron a Raisi al poder, registraron una abstención superior al 50 por ciento. Esta tónica continuó en las elecciones parlamentarias de marzo de este año, donde la participación fue aún menor, reflejando el creciente descontento con el régimen.


A pesar de ello, el ala conservadora del régimen ha ganado terreno, especialmente desde que Donald Trump se retiró del acuerdo nuclear y reimpuso sanciones a Irán en 2018. Raisi, considerado más conservador que su predecesor Hassan Rohaní, fue visto como una figura de confianza por el líder supremo Khamenei. Por otro lado, el Frente de la Reforma, que agrupa a varias organizaciones reformistas, boicoteó las elecciones de este año, denunciando su falta de transparencia.


Las sanciones económicas han tenido un impacto severo en la economía iraní, con una inflación cercana al 50 por ciento anual y una devaluación significativa de la moneda. No obstante, Irán ha logrado redirigir sus exportaciones de petróleo hacia China, siguiendo un modelo similar al de Rusia tras las medidas impuestas por la invasión de Ucrania.


El descontento popular se ha manifestado en protestas significativas en los últimos años, incluyendo los levantamientos de 2018 y 2019, y las huelgas obreras de 2020. En 2022, la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial provocó movilizaciones masivas, aunque el régimen mantiene cierto apoyo político a través de su confrontación con potencias extranjeras.

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