Las protestas estudiantiles contra una polémica reforma de cuotas para puestos de empleo gubernamentales se han convertido ya en los peores disturbios que se recuerden en Bangladesh. La feroz represión policial ha provocado más de un centenar de víctimas y miles de detenidos.
Los altercados comenzaron el 15 de julio con choques entre agentes y manifestantes que protestaban por una decisión judicial que restableció un cupo del 30 por ciento en la administración pública para veteranos de la guerra de inpendencia de 1971 y sus descendientes, una medida que limita las oportunidades laborales para el resto de la población.. Las manifestaciones se volvieron más grandes luego de que el principal partido opositor del país, el Partido Nacionalista de Bangladesh, y el partido conservador Jamaat-e-Islami dieran su apoyo. Mientras la violencia se extendía por todo el país, muchas instalaciones del gobierno se vieron atacadas en la capital Daca. El gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina impuso el toque de queda en todo el país y desplegó a las fuerzas armadas, en un intento por controlar una situación que se escapó de las manos policiales. Además, tomó otras medidas drásticas como el cierre de universidades, prohibición de reuniones públicas y restricciones en el acceso a internet. Las fuerzas de seguridad han utilizado balas de goma, gas pimienta, carros hidrantes y, en algunos casos, armas de fuego.
La estratégica ubicación de Bangladesh, entre India y Birmania, y su proximidad a China, ha convertido al país en un objetivo clave para Estados Unidos, especialmente en el contexto de crecientes tensiones con Beijing. La economía de Bangladesh, debilitada desde la pandemia por una alta inflación y el desempleo juvenil, ha proporcionado al Pentágono una oportunidad para presionar al gobierno.
Recientemente, Hasina denunció presiones extranjeras para permitir la construcción de una base aérea estadounidense en una isla de su litoral.
Diversos analistas sugieren que las protestas están influidas por actores externos, como el Departamento de Estado estadounidense, que busca debilitar al gobierno de Hasina debido a su política de multipolaridad y su cooperación con China.
La comunidad internacional observa de cerca, esperando ver cómo se desarrollará esta crisis que podría tener repercusiones significativas en la región.