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Trump también pretende expulsar a quienes se opongan al genocidio sionista


En una nueva muestra del autoritarismo, la brutalidad y el alineamiento con el sionismo genocida que caracterizan a su gobierno, Donald Trump ha desatado una cacería política contra quienes se manifiesten a favor de Palestina.


El último sábado por la noche, efectivos de la policía migratoria -la misma que ejecuta una despiadada campaña de persecución y deportaciones contra los migrantes- arrestaron a Mahmoud Khalil, estudiante de la Universidad de Columbia. Su "delito" es haber participado en los acampes estudiantiles de 2024 contra el genocidio que el Estado de Israel está perpetrando en la Franja de Gaza.


La captura, escandalosa y arbitraria, fue ordenada directamente por el gobierno de Trump, quien no tardó en vanagloriarse de la detención, asegurando que es "el primer arresto de muchos que vendrán". Con su característica retórica de odio, el magnate justificó la acción acusando a Khalil de actividades "antiestadounidenses", "proterroristas" y "antisemitas". No sorprende: durante su campaña electoral y ante la creciente ola de movilizaciones estudiantiles, ya había amenazado con reprimir y castigar a quienes levantaran la voz en solidaridad con Palestina.


Khalil, de origen sirio-palestino, fue llevado a un centro de detención de ICE en Jena, Luisiana, pese a contar con un permiso de residencia permanente que, según alega el gobierno, le fue revocado sin previo aviso. Como si no fuera suficiente, su abogada ha denunciado que también intentaron arrestar a su esposa, quien se encuentra embarazada de ocho meses.


Por el momento, la deportación de Khalil ha sido suspendida gracias a una orden judicial, pero la incertidumbre sobre su destino es total. Este miércoles 12 deberá comparecer ante un tribunal, donde se decidirá su futuro. Mientras tanto, en las calles, el repudio crece: el lunes 11, más de mil personas marcharon en Manhattan exigiendo su liberación. En la Universidad de Columbia, docentes y estudiantes han denunciado la persecución política desatada por el gobierno.


Pero la embestida de Trump no se detiene en la detención de activistas. Como parte de su estrategia de intimidación, ha recortado 400 millones de dólares de financiamiento a la Universidad de Columbia, buscando forzar la expulsión y sanciones contra los estudiantes que han participado en las protestas. Y la represalia ya ha comenzado: la casa de estudios ha creado un comité disciplinario que ha enviado notificaciones amenazantes a alumnos que han expresado su apoyo a Palestina en redes sociales o que han participado en manifestaciones.


La detención de Mahmoud Khalil no es un hecho aislado. Es parte de una ofensiva sistemática contra quienes se atreven a denunciar las injusticias del poder. No se trata solo de un ataque a un estudiante, sino de un ataque a la libertad de expresión, a la protesta y al derecho a la disidencia.


Libertad a Khalil. No al genocidio en Gaza.

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