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Asume Sheinbaum en México, nada que celebrar

Foto del escritor: Alex HadjianAlex Hadjian

Claudia Sheinbaum acaba de asumir formalmente la presidencia de México, aupada por el arrastre de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, que aparentemente conserva una buena imagen tras cumplir su mandato de seis años en el poder, con un proyecto "progresista" que pomposamente se ha dado en llamar la "Cuarta Transformación de México", que le ha permitido al oficialismo del partido Morena una contundente victoria.


Se suele presentar como "logros económicos" de Obrador la disminución de la pobreza, la revalorización del peso y el aumento de las reservas internacionales. Sin embargo, el crecimiento económico y el aumento de las exportaciones están aún atados a los mismos acuerdos neoliberales que prometió transformar, que arrastran a México a la lógica del mercado global, con Estados Unidos y Canadá imponiendo los términos de la relación. Además, aún persiste la dependencia de las remesas y el turismo como pilares económicos..


No está exento a su vez de contradicciones ambientales, como el controvertido proyecto del Tren Maya, promovido como un motor de desarrollo para el sureste del país, pero que generaría un impacto ecológico y social por lo que comunidades indígenas han levantado la voz sobre la afectación a sus tierras y recursos, críticas que han sido minimizadas o ignoradas en aras del "progreso".


Uno de los puntos más críticos de la gestión que hereda Sheinbaum es el manejo de la seguridad. Aunque se ha intentado enfrentar la violencia y el narcotráfico con programas sociales como "Sembrando Vida", el problema de fondo sigue siendo el uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, lo que ha llevado a una mayor militarización del país. La creación de la Guardia Nacional es un ejemplo de cómo el gobierno ha perpetuado una política de seguridad basada en la fuerza, en lugar de abordar las causas estructurales de la violencia, como la pobreza y la exclusión social.


A pesar de ello, los homicidios diarios, la violencia desbordada en los estados del norte y la impunidad generalizada indican que la estrategia de seguridad del gobierno sigue fallando, y Sheinbaum no ha mostrado señales de querer romper con este modelo.


Aunque los programas de apoyo social han sido celebrados como avances importantes, la pobreza en México sigue afectando a un tercio de la población. Al igual que en todos los gobiernos de este signo político, las políticas sociales son, meros paliativos que no enfrentan las raíces del problema ni proponen una transformación profunda del sistema económico, basado en la explotación y la precarización del trabajo. De este modo, ningún plan o beneficio social para los sectores vulnerables será suficiente para garantizarles una vida digna y reducir las brechas de desigualdad.


En el plano internacional el gobierno mexicano aunque pretende liderar un bloque progresista en el continente, sigue caminando por una línea delgada, ya que la dependencia de Estados Unidos como principal socio comercial y la continua vigilancia del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), son una manera de no poder desligarse del todo de los intereses de Washington.


Nada muy diferente de la "década ganada" kirchnerista en Argentina, el "socialismo del siglo XXI" chavista en Venezuela, la "revolución ciudadana" correísta en Ecuador, o demás populismos nacionalistas burgueses latinoamericanos, se puede esperar de la "cuarta transformación" mexicana de AMLO y compañía.

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