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Elecciones en España: anida una crisis política


Si bien se especulaba con un importante avance de la derecha en España en las elecciones realizadas el domingo, con una gran votación del partido Vox que le permitiera acceder al poder a través de una coalición con el Partido Popular (PP), la realidad es que eso no ha sucedido.


Aunque el PP obtuvo la mayoría de votos y número de bancas, pasando de 89 a 136, no le alcanza para formar gobierno por sí mismo ni en alianza con Vox, que pasó de una bancada de 52 diputados a una de 33, y lejos de dar un batacazo, su performance electoral fue más bien penosa.


En cambio, pareciera tener mayores chances de lograr seguir en la Moncloa el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), actual oficialismo, que aunque su nombre suene al de un movimiento revolucionario trotskista y pueda engañar a algún desprevenido, obviamente de “socialista” y “obrero” tiene poco y nada, sino que se puede caracterizar más bien como un espacio de centroizquierda “progresista” del statu quo político, como los que estamos acostumbrados. Podría formar un nuevo gobierno si, además de la coalición Sumar, la nueva marca electoral “izquierdista” que reemplaza a Podemos, consigue la adhesión de algunos otros espacios, incluidos nacionalismos catalanes o vascos.


No obstante, ante el panorama de inestabilidad política, se baraja la posibilidad de una nueva convocatoria electoral que pueda traslucir una mayoría más notable que facilite la conformación de una nueva administración.


Así y todo, el PSOE logró salir bastante bien parado luego del desastre electoral que significaron las recientes elecciones regionales en España en mayo de este año, en las que recibió un duro golpe y provocó que adelantaran estos comicios.


En los resultados de este domingo, el oficialismo pudo superar en número de votos y de diputados a los conseguidos en 2019.


La carta que tiene para evitar una repetición de las elecciones está en manos de Junts per Catalunya, partido de la burguesía nacionalista catalana, del exiliado Carles Puigdemont, quien pretendió declarar la independencia de Cataluña en 2017. Esa agrupación ha afirmado que su abstención o voto positivo a un nuevo gobierno de Pedro Sánchez “tendrá un alto precio”., y en sentido similar se ha pronunciado Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).


Se abre en consecuencia un período de negociaciones por encima y por debajo de la mesa, la tradicional “rosca” de los partidos políticos tradicionales que sólo tienen ambición de dinero, cargos y poder, grandes responsables del estado actual del mundo. El final es incierto y tiene aroma a crisis política.

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