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Las elecciones generales en el Reino Unido podrían marcar el fin de una era para el partido Conservador, liderado actualmente por el premier Rishi Sunak. Tras 14 años en el poder, los conservadores enfrentan la posibilidad de una derrota histórica. Todas las encuestas favorecen a los Laboristas de Keir Starmer, quien podría ser el próximo primer ministro. Han centrado su campaña en la necesidad de cambio para abordar el estancamiento económico, las listas de espera en el sistema de salud y el aumento de la inseguridad.
Más de 45 millones de personas están habilitadas para votar desde este jueves en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, renovando las 650 bancas de la Cámara de los Comunes. El partido que obtenga 326 escaños podrá formar gobierno sin necesidad de una coalición. Todas las encuestas indican que los Laboristas podrían conseguir una mayoría absoluta.
El desgaste del Partido Conservador se ha visto exacerbado por varios factores. La gestión del Brexit no ha logrado los resultados esperados, con una economía afectada por una inflación del 5 por ciento anual, una drástica caída en la inversión extranjera, y la pérdida de mercados europeos para las exportaciones británicas. Además, los escándalos de Boris Johnson durante la pandemia, incluyendo fiestas en plena cuarentena, han mermado la credibilidad del partido.
Starmer, aunque es visto como un líder de centroizquierda poco carismático, ha sabido capitalizar el descontento con la promesa de un cambio. Su enfoque en temas críticos como la economía, la salud y la seguridad ha resonado con un electorado cansado de la gestión conservadora. Así y todo, el laborismo ha dado un viraje hacia el centro paracaptar votos.
La participación electoral será un factor decisivo. El desinterés de la población quizá pueda influir en el resultado.