Foto: Albán Mestizo y César Tapias (Indepaz)
No cesa en Colombia flagelo contra personas que representan a sus comunidades y trabajan por la defensa de los derechos humanos. En los últimos días se conoció la muerte de otros tres líder sociales: Albán Mestizo Yosando, José Hernán Tenorio Mestizo y César Tapias.
Albán Mestizo Yosando fue asesinado con un arma de fuego en el corregimiento de El Palo del municipio de Caloto, en el norte del departamento del Cauca. Era un reconocido líder y representante legal de la Asociación Indígena Avelino UI que se ubica en el municipio de Torbio. Según información de la zona, había solicitado medidas de protección ante la Unidad Nacional de Protección.
El homicidio de José Hernán Tenorio Mestizo, líder juvenil que integraba la misma agrupación indígena, fue perpetrado en Toribío, también en el norte del Cauca.
A César Tapias, encargado del Comité de Trabajo de la Junta de Acción Comunal de la vereda Quebrada del Medio en Ituango, le quitaron la vida de forma violenta en Ituango en circunstancias que se investigan.
La Defensoría del Pueblo asegura que los homicidios en esta zona se han utilizado como una de las principales formas de control social por parte de grupos armados ilegales, conformando un escenario de riesgo al que se enfrentan personas que se dedican a la defensa de los derechos humanos.
Según datos presentados por el Instituto de Estudios para el Desarrollo de la Paz (Indepaz), existen varios grupos armados ilegales en la región, como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, Frente 18 Román Ruiz y otras bandas de carácter local.
El organismo reportó que con ellos, ya son 85 los líderes sociales asesinados durante 2023, sumando la friolera cifra, junto a las masacres desatadas, de 1.500 víctimas en el país desde la firma de los acuerdos de paz en 2020 entre el gobierno colombiano y las FARC.
Muchos consideraban que ese acontecimiento marcaría el comienzo de la estabilidad de la paz social en territorio colombiano, pero el incremento de la criminalidad no ha cedido y ya no solo flagela a las zonas rurales sino que también alcanza en ocasiones a perímetros urbanos.
Las zonas en donde destacan este tipo de episodios violentos son Nariño, Cauca, Chocó, Arauca y Antioquia, regiones que se han configurado como zonas de alta presencia de grupos al margen de la ley que buscan obtener el control territorial.
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