Publicado en Red Voltaire
Diversos testimonios mencionan la presencia en Ucrania de tropas regulares de Polonia que participan en combates contra el ejército ruso.
Al final de la Primera Guerra Mundial, el gobierno ucraniano estableció con Polonia una alianza contra Rusia. Contrariamente a la idea generalizada, el objetivo de aquella alianza no era recuperar el territorio ucraniano que la URSS había anexado sino contrarrestar la influencia rusa en Europa central. En aquella época, Ucrania ofreció a Polonia la Galitzia central (en el Tratado de Varsovia de 1920) como pago por su incorporación al enfrentamiento contra Rusia. Posteriormente, Ucrania llegó a poner el ejército ucraniano bajo las órdenes de Polonia.
Aquella guerra terminó con la derrota de Polonia y Ucrania.
El primer ministro ucraniano era entonces Simón Petliura, mentor de Dimitro Dontsov, el fundador del «nacionalismo integral ucraniano», quien estuvo entre los miembros de la delegación ucraniana que participó en la Conferencia de Paz de Versalles. Dontsov era un admirador del fundador del «nacionalismo integral» francés, Charles Maurras.
La única diferencia entre el francés Maurras y el ucraniano Dontsov era que, mientras que Maurras era germanófobo, Dontsov era germanófilo.
Como puede verse, el actual presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, está siguiendo exactamente la misma estrategia. Ha establecido una alianza con Polonia, prometiéndole la Galitzia oriental a cambio de su participación en la guerra contra Rusia. La historia se repite… pero siempre en detrimento del pueblo ucraniano.
No es posible entender lo que está sucediendo actualmente en Ucrania sin estudiar la historia anterior de los «nacionalistas integristas» ucranianos y sus sucesivas alianzas con Polonia y con el Reich nazi.
Al contrario de lo que afirman los grandes medios de prensa, Rusia no lucha contra Ucrania sino contra los «nacionalistas integristas», a quienes designa como neonazis.
Polonia es miembro de la OTAN pero el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte –el que estipula que todos los miembros de la alianza atlántica están obligados a acudir en ayuda de cualquier otro miembro en conflicto con una potencia externa– no se aplica si es ese miembro de la OTAN el que ha tomado la iniciativa en el conflicto.
Esa precisión es lo que ha permitido a Turquía –país miembro de la OTAN– invadir sucesivamente el norte de Chipre, Irak y Siria sin que los demás miembros de la OTAN se implicaran en esas acciones.
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