Por Norberto Malaj / Política Obrera
Mientras el secretario general de Naciones Unidas denunciaba que el pueblo de la Franja de Gaza transita un “sufrimiento épico” (The Guardian, 24/10), los raids aéreos de las fuerzas armadas israelíes provocaron ayer mismo la muerte de 700 personas, en su mayoría niños y adolescentes, superando la matanza del martes 17, cuando bombardeó el hospital de Gaza. (De paso se verificó que el video que adjudicó a un ´error´ de Hamas esa tragedia resultó falso – ver Delfina Corti en chequeado.com, 24/10.)
La tardía denuncia del Secretario General de Naciones Unidas desató la ira sionista y el gobierno de Israel reclamó su renuncia. Provocó una crisis internacional: Estados Unidos se opone al reclamo del ´cese del fuego´ que reclamó Antonio Guterres. Mientras tanto, el ejército sionista se apresta a iniciar la invasión terrestre (Haaretz, 23/10).
Implosión sionista
Más de 300 mil efectivos y miles de tanques están frente a la frontera de Gaza. Según el periodista Amos Harel, tras el “angustioso juego de espera antes de la ofensiva terrestre se exacerba la crisis de confianza entre el gobierno y el ejército y dentro del propio gobierno”. Un ala del establishment sionista buscaría ´bombardear´ ahora las gestiones ´humanitarias´, como las que viene llevando adelante Qatar, con el respaldo de Estados Unidos, para que Hamas libere a unos 50 rehenes que tienen ciudadanía extranjera (íd., 24/10). Ese sector sería partidario de lanzar cuanto antes la invasión.
La variante alternativa sería continuar bombardeando la ´baja Gaza´, en otras palabras, los túneles subterráneos construidos por Hamás, antes de una incursión terrestre. Israel sabe bien que todas sus campañas terrestres en Cisjordania, la Franja de Gaza y el sur del Líbano en las últimas décadas llegaron a un punto de estancamiento. Pero eso no sería óbice para que una vez más lo intente y las masacres de Sabra y Shatila, de 1982 quedarían como un pálido reflejo de lo que ocurriría ahora.
Plan Smotrich o un Leningrado sionista
Mientras tanto en Israel “el comisionado de policía declaró la guerra a los palestinos israelíes al ordenar a sus subordinados impedir por la fuerza las protestas contra la guerra en Gaza … propuso deportar a los manifestantes a Gaza. Es probable que expresar dolor por la muerte de niños en la Franja no sólo te garantice un lugar en uno de los autobuses del comisario de policía (camino a Gaza). También provocará que te suspendan del trabajo o de la universidad, como le ha sucedido a decenas de personas en las últimas dos semanas. Y ese no es el peor escenario, porque la compasión por los niños de Gaza también podría terminar en un intento de linchamiento por parte de una turba fascista, como le ocurrió al periodista Israel Frey” (Michael Sfard, Haaretz, 23/10).
Frey es un periodista israelí que hizo público a través de un video, que 22 colegas palestinos han sido asesinados en Gaza pen los primeros 13 días desde que Israel lanzó su barbarie.
El cerco de Gaza se parece cada vez más al cerco de los nazis sobre Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto los bombardeos indiscriminados ya están cumpliendo una función demoledora equivalente, destruyendo toda infraestructura civil y cegando la vida de miles de palestinos. Gaza está siendo reducida a escombros.
“Israel corre hacia el abismo moral”
“Un informe de la ONU publicado el domingo señala que al menos el 30 por ciento de todas las unidades de vivienda en la Franja de Gaza fueron destruidas o dañadas desde el inicio de las hostilidades”.
Ese mismo día “el número de heridos ascendía al menos a 13 mil (…) algunos de ellos se encuentran en hospitales, donde, según los informes, los cirujanos se ven obligados a operar con las linternas de sus teléfonos móviles porque no hay electricidad. Las clínicas y hospitales que aún funcionan también albergan a miles de personas desarraigadas que buscan refugio y un mínimo de seguridad. La Organización Mundial de la Salud ha documentado 62 ataques contra instituciones de atención médica: 29 estructuras de este tipo fueron alcanzadas y dañadas, incluidos 19 hospitales, y 23 ambulancias fueron atacadas, indica el mismo informe de la ONU” (Amira Hass, 23/10).
“En Gaza, Israel corre hacia el abismo moral” dice el citado Sfard. Pero no es sólo Gaza. El gobierno de ultraderecha y los colonos “nos ha arrastrado hacia un infierno. Israel hoy es un país y una sociedad donde los llamados a borrar Gaza no son exclusivos de personas patéticas y marginales (…) Es un país donde los legisladores del partido gobernante están pidiendo abierta y desvergonzadamente una ´segunda Nakba´, donde el Ministro de Defensa ordena negar agua, alimentos y combustible a millones de civiles, un país cuyo Presidente, Isaac Herzog, el rostro moderado de Israel, dice que todos los habitantes de Gaza son responsables” (23/10).
Netanyahu y los colonos fascistizantes van bien lejos: “La persecución macartista de Israel contra sus propios ciudadanos ha comenzado”, tituló Haaretz en un editorial (18/10). “Decenas de israelíes, la abrumadora mayoría de ellos árabes, fueron detenidos y arrestados desde la semana pasada por lo que dijeron sobre la guerra en Gaza. Cuarenta personas fueron arrestadas y más fueron interrogadas y advertidas” (íd.).Ha comenzado, además, una discriminación en masa contra los judíos israelíes que contraten palestinos: “La municipalidad de Rehovot, por ejemplo, exigió que la industria de construcción de la ciudad firmara una declaración de que no tiene trabajadores árabes en sus obras” (Hadar Horesh, The Marker Hebrew).
Al Jazeera denuncia que los sionistas amenazan con cerrar la oficina que posee en Israel, lo que en el Medio Oriente sólo han hecho Arabia Saudita, Egipto e Irak (Sheren Falah Saab, 23/10).
Por las potencias involucradas, por la disposición de fuerzas militares en el terreno, por lo que se ha puesto juego para el imprerialismo (el destino del Estado sionista), se va formando en la región un segundo frente de una guerra de alcance internacional. La guerra guerrillera del pueblo palestino ha desatado una honda movilización mundial.