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Bolivia: Luis Arce y Evo Morales, cada vez más enfrentados


FOTO: REUTERS / Agustín Marcarian


En el marco de en una situación económica complicada por la fuga de capitales, escasez de algunos productos y caída de las exportaciones por menor producción de gas, el gobierno boliviano enfrenta además desde hace un tiempo una feroz disputa interna en el partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), entre el actual presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales, quien fue su mentor. Esta lucha por el control político ha generado divisiones y tensiones significativas dentro del espacio gobernante.


Ambos líderes y sus seguidores se vienen lanzando graves acusaciones mutuas de corrupción y ambiciones personales. Este fin de semana mantuvieron encuentros políticos con sus respectivas facciones por separado. Varios funcionarios del gobierno de Arce han sido destituidos debido a presuntos casos de sobornos, lo que ha alimentado aún más las tensiones.


La disputa no solo se centra en la corrupción sino también en la distribución de cargos estatales y la influencia en el gobierno. Los dos buscan mantener el control del partido de cara a las elecciones que se celebrarán en 2025, lo que ha intensificado su rivalidad.


Desde el sector de Morales acusan a Arce de “traición” y de querer buscar su reelección por fuera del partido. La reciente aprobación de la "ley del oro", que permite la venta de reservas de ese metal para obtener divisas y hacer frente a la deuda externa, fue objeto de especulación sobre la influencia de ambos líderes en la votación.


Teas el escandaloso golpe de Estado a Evo Morales en 2019, quien se tuvo que exiliar un tiempo fuera del país, y la posterior asunción interina de Jeanine Añez, ahora en la cárcel, condenada a diez años de prisión por "incumplimiento de deberes" y adopción de "resoluciones contrarias a la Constitución", Arce asumió en 2020 impulsado por el propio Evo, de quien fue muchos años ministro de Economía, al no poder presentarse él mismo. Como a menudo sucede en estos casos entre los políticos del sistema, una vez en el poder Arce, comenzó una silenciosa disputa de liderazgo y rivalidad de ambiciones y egos. Entretanto, la situación de la clase obrera boliviana es pasmosa. Un 90 por ciento de los trabajadores está en negro en el sector informal y carece de seguro de salud, mientras los salarios caen y aumenta el cuentapropismo y los emprendimientos familiares.



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