top of page

Mientras tanto, el genocidio sionista sigue devastando Gaza


Mientras el mundo se encuentra azorado con la guerra comercial y arancelaria emprendida por Donald Trump, el régimen sionista ha reanudado con brutalidad la masacre contra los palestinos. Desde el 18 de marzo, cuando Israel rompió el alto el fuego en Gaza, la ofensiva militar se intensificó con bombardeos diarios, nuevos desplazamientos forzados y un saldo letal de al menos 1.350 personas asesinadas en tres semanas, entre ellas casi 500 niños, según datos sanitarios locales. Las órdenes de evacuación se multiplican, pero las zonas señaladas como “seguras” también son blanco de ataques.


En Rafah, último refugio para cientos de miles de desplazados, el 90% de las viviendas fue destruido, junto con hospitales, mezquitas y mercados. Las autoridades locales denuncian además la demolición de 22 de los 24 pozos de agua y del 85% del sistema de saneamiento, lo que agrava la propagación de enfermedades.


A su vez, en otro crimen de guerra sionista, se han difundido imágenes que comprueban una masacre de las fuerzas israelíes contra trabajadores humnanitarios. Un convoy de ayuda humanitaria fue atacado mientras prestaba socorro tras un bombardeo. Los vehículos estaban identificados y con las luces encendidas. Murieron 15 voluntarios.


Las cifras totales desde octubre de 2023 superan los 61 mil palestinos asesinados, más de 17 mil niños. Otras 14 mil personas siguen desaparecidas. La mayoría de los hospitales está fuera de servicio, y la escasez de alimentos y vacunas amenaza con nuevas tragedias. El Ministerio de Sanidad gazatí estima que al menos 600 mil niños corren riesgo de sufrir parálisis o discapacidades crónicas.


El gobierno israelí enfrenta crecientes pérdidas internas: un déficit histórico de 40 mil millones de dólares, 60 mil empresas cerradas, caída del turismo y un éxodo masivo. A eso se suman indicadores críticos en salud mental, con récord de trastornos postraumáticos y consumo de medicamentos. Más de 140 mil personas abandonaron sus hogares en la frontera norte o en cercanías de Gaza.


Pese al impacto interno, el gabinete del primer ministro de Israel, el criminal de guerra Benjamin Netanyahu, mantiene su ofensiva con apoyo implícito de Washington. Durante la reciente visita a Estados Unidos del mandatario israelí, su par estadounidense Donald Trump evitó condenar la ruptura de la tregua y reiteró su visión de Gaza como un territorio “estratégico” para el desarrollo inmobiliario. Reafirmó su intención de "controlar y poseer Gaza”.


Mientras tanto, potencias regionales con influencia militar y económica siguen sin intervenir. La cooperación de países árabes con Estados Unidos avanza: Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos anunciaron inversiones por más de 2 billones de dólares, sin condicionamientos políticos.


El escenario actual revela una guerra prolongada, con consecuencias devastadoras para la población civil palestina, un Estado israelí cada vez más desgastado y una comunidad internacional paralizada.

Suscribete a nuestro newsletter

Gracias por suscribirse

  • Facebook
  • Instagram
  • Twitter
bottom of page