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El 15 de julio, Maharrem Akbarov, joven estudiante y militante de la agrupación "La Voz de la Revolución", fue secuestrado cerca de su casa en Bakú, capital de Azerbaiyán, por la policía del régimen autocrático, corrupto y criminal de guerra de Ilham Aliyev, presidente de ese país desde hace veinte años cuando heredó el cargo de su padre, Haydar Aliyev, quien a su vez ejerció el poder desde que ese Estado se independizó de la Unión Soviética en 1991.
Según informan medios locales, el estudiante permanecería detenido por un mes bajo falsas acusaciones de resistencia a la autoridad.
En realidad, su arresto se debe al apoyo brindado a los manifestantes de la localidad de Soyudlu, que realizaron un piquete hace un mes porque se oponían a un vertedero de cianuro y desechos químicos tóxicos que el régimen instaló en su pueblo, y fueron duramente repelidos, sufriendo violencia policial, gases lacrimógenos y balas de goma.
Unos días después, en protesta por la represión, activistas realizaron una acción pacífica en Bakú frente a la embajada de los Estados Unidos, donde había un evento por la conmemoración de la independencia de ese país. Dibujaron una mano negra asfixiante alrededor de sus cuellos expresando simbólicamente que todas las libertades en Azerbaiyán están siendo suprimidas. “No podemos celebrar la independencia de otro país con vino en la mano mientras hubo acoso contra el pueblo de Soyudlu, violencia contra los cronistas que cubrían los hechos, la desaparición de otro periodista y la detención de activistas”, expresó Gulnara Mehdiyeva, una de las participantes de la manifestación.
Paradójicamente, la autocracia que contamina su propio país, mantiene un bloqueo a la única ruta que conecta con el exterior a la región armenia de Artsaj (Nagorno Karabaj) que se niega a formar parte de Azerbaiyán, país ocupante en 2020 con apoyo de Turquía (contexto sobre el conflicto en este artículo).
Si bien nadie duda que el corte de esa carretera es mantenido desde hace más de siete meses por el régimen azerí, los falsos “piqueteros” que la bloquean se presentan como supuestos ecologistas que denuncian un presunto usufructuo contaminante de los recursos mineros por parte del pueblo de Artsaj, algo a todas luces imaginario. En realidad, son agentes encubiertos de la banda delictiva que gobierna el país.
Durante muchos años, el régimen de Aliyev ha estado intentando aplacar al pueblo azerí a base de promover la guerra, rencores y miedos contra Armenia con un discurso xenofóbico, procurando con ello distraer a los ciudadanos de la realidad del país, mientras la inflación, la ineptitud de los funcionarios, la corrupción y el sistema autoritario y represivo, arrastran a los azerbaiyanos a un callejón sin salida. Los jóvenes miran el futuro con pesimismo y cada vez más se alzan contra este régimen putrefacto que, sin dudas, pronto va a caer.
Libertad para Maharrem Akbarov, otro injusto detenido de la autocracia corrupta y decadente azerbaiyana, exponente de la juventud que se rebela contra la tiranía de Aliyev, los falsos rencores étnicos y guerras que agita para conservar el poder.