top of page

El bombardeo imperialista en Yemen y sus implicancias

Por Federico Quintana / Prensa Obrera

Estados Unidos y Reino Unido bombardearon de forma conjunta el territorio yemení. Esta alianza, apoyada por Australia, Baréin, Canadá y Países Bajos, realizó más de 70 ataques aéreos sobre diferentes regiones de Yemen, incluida la capital Saná.


La operación fue ratificada por el presidente estadounidense Joe Biden, quien en un comunicado defendió los bombardeos como una represalia frente a los ataques hutíes en el Mar Rojo. Se trata de diversas acciones llevadas a cabo por los rebeldes que controlan el norte de Yemen y que declararon un boicot contra las embarcaciones israelíes o las que se dirijan a sus costas. Estos ataques marítimos se produjeron como respuesta a la masacre llevada adelante por el Estado de Israel contra el pueblo palestino, un conflicto que se profundiza y que amenaza con expandir y agravar las tensiones regionales.


Los ataques con drones y misiles, además del secuestro de buques que atravesaban el Mar Rojo, provocaron una crisis en una región por la que circula un 10% del comercio mundial. La amenaza de las operaciones hutíes obligó a numerosas embarcaciones a tomar una ruta alternativa que implica bordear el continente africano para dirigirse hacia Estados Unidos y Europa. Este desvío significó retrasos de hasta 10 días y un aumento significativo del costo del transporte marítimo.


En su declaración, Biden defendió el bombardeo sobre Yemen como un ataque a diversos puntos estratégicos de las fuerzas hutíes en defensa de la “libre circulación” por el Mar Rojo y del comercio internacional. Pero lejos de esto, la ofensiva militar de Estados Unidos y el Reino Unido involucra de lleno a las Fuerzas Armadas del imperialismo en el resguardo de sus intereses políticos y económicos, y busca doblegar el boicot hutí contra el genocidio que sigue perpetrando Israel contra la población palestina.


Los ataques hutíes sobre las embarcaciones que cruzan el Mar Rojo puso en alarma al imperialismo, que logró aprobar un repudio del Consejo de Seguridad de la ONU. La búsqueda de apoyo internacional para la escalada militar lleva semanas y es uno de los primeros puntos mencionados en la declaración de Joe Biden.


La guerra que hace casi 10 años se desarrolla en Yemen se explica, entre otras cosas, por el intento de las fuerzas imperialistas de controlar una región clave para el comercio mundial.


La conexión entre Asia y Europa vía el Mar Rojo y el Canal de Suez tiene como paso obligado el Golfo de Adén y el Estrecho de Bab-el-Mandeb. De un lado de este estrecho de poco más de 30 km de ancho, en la Península Arábiga, se encuentra Yemen; del otro lado, en el Cuerno de África, se encuentra Yibuti, un pequeño país que no llega al millón de habitantes pero que tiene bases militares de Estados Unidos, Japón, Francia, Italia y China.


La masacre de la guerra, llevada a cabo principalmente por la alianza proimperialista entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, dejó 250 mil muertos y casi 5 millones de desplazados. La miseria y la violencia en un conflicto de varios frentes desataron una crisis brutal en las condiciones de vida, lo que llevó a que el 80% de la población dependa de ayuda humanitaria.


Los rebeldes hutíes, que no lograron ser derrotados y controlan la zona norte del país, declararon tempranamente la ofensiva contra el Estado de Israel. Por su parte, el gobierno central es apoyado por Arabia Saudita, que tuvo que ponerle pausa a la normalización de relaciones con Tel Aviv después del conflicto desatado el 7 de octubre de 2023. A esto se suma el apoyo político y militar de los Emiratos Árabes Unidos, otro aliado del sionismo y el imperialismo en la región, al Consejo Transicional, que declaró la independencia de parte del sur yemení. De hecho, fuerzas militares ligadas a los EAU reprimieron y desarticularon el jueves pasado una movilización de apoyo a Palestina en la ciudad de Adén.


En un país desmembrado por la guerra, los bombardeos del imperialismo son la expresión barbárica de la defensa de un genocidio que agrava las disputas y las tensiones regionales.


A los ataques del Estado de Israel sobre Siria y el sur del Líbano, y a las amenazas contra Hezbollah y la Guardia Revolucionaria Iraní, se le suman ahora la militarización del Mar Rojo y la promesa de las autoridades militares hutíes y Joe Biden de profundizar sus ofensivas.


El apoyo imperialista a la limpieza étnica que está desarrollando Israel contra el pueblo palestino amenaza con profundizar la crisis política, social y económica de una región que sufre hace años distintos focos de conflictos armados.


Abajo el genocidio en Gaza. Fuera el imperialismo de Medio Oriente.

Comments


bottom of page