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El atentado de Sydney y la manipulación del odio


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El atentado ocurrido el domingo 14 pasado en Sydney, Australia, durante una celebración de la comunidad judía en la concurrida playa de Bondi Beach, dejó un saldo de 16 personas asesinadas, perpetrado por un padre, abatido, y su hijo, que resultó herido, de origen pakistaní, ambos armados, según confirmaron las autoridades australianas.


El hecho generó un lógico amplio repudio por su carácter claramente judeófobo y por el impacto que tuvo en una de las ciudades más emblemáticas de Australia. Al mismo tiempo, abre un debate más amplio sobre el uso que distintos gobiernos y dirigentes intentan hacer de este crimen, vinculándolo de manera directa con la causa palestina o con comunidades árabes y musulmanas.


En contraste, uno de los episodios más difundidos de este suceso fue la intervención de un ciudadano musulmán que se enfrentó desarmado a uno de los agresores y logró quitarle el rifle, arriesgando su propia vida, video que circuló de manera viral en las redes sociales.


Sin mebargo, el atentado fue rápidamente utilizado por líderes y gobiernos de derecha para reforzar discursos islamofóbicos y para deslegitimar las denuncias contra la política genocida del Estado de Israel en Palestina, intentando equiparar falsamente el repudio al genocidio en Gaza con expresiones de antisemitismo.


En un contexto internacional atravesado por guerras, genocidios y una creciente polarización política, el atentado de Sydney vuelve a poner de relieve la necesidad de una condena clara y sin ambigüedades a toda forma de antisemitismo y judeofobia, pero también de islamofobia y cualquier tipo de discriminación, al tiempo que plantea el desafío de construir una unanimidad sin distinciones religiosas ni étnicas contra los discursos de odio y contra los responsables políticos y económicos de la violencia a escala global.

 
 

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