“Socialista” de Soros: Mamdani, la nueva figura "progre" del establishment
- Alex Hadjian

- hace 13 horas
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El 4 de noviembre, Zohran Mamdani, asambleísta estatal de 34 años nacido en Uganda, resultó electo alcalde de la ciudad de Nueva York, tras imponerse al ex gobernador Andrew Cuomo y al republicano Curtis Sliwa. En los medios "progresistas" fue automáticamente coronado como el “primer alcalde musulmán” de la ciudad y un “socialista democrático”, como él mismo se autoproclama, que vendría a representar la esperanza frente a las élites y al trumpismo. Pero bajo una mirada política tan solo apenas más aguda, es claro que estamos ante otro episodio de cooptación del descontento popular por parte del establishment, envuelto en discursos "radicalizados" pero sostenido por redes de poder y dinero que poco tienen que ver con la emancipación proletaria.
Mamdani se ha presentado como el candidato del “pueblo”, de las “donaciones pequeñas” y de la “base trabajadora”. Sin embargo, más allá de su lenguaje e indudable capacidad de comunicación, lo que lo ha convertido previamente en un "influencer" de las redes sociales, su ascenso ha sido alimentado por megafondos millonarios y, según información financiera pública, por la red de George Soros. Todo muy lejano al socialismo y a la clase trabajadora.
Esta financiación del gran capital plantea varias cuestiones. Primero, que la narrativa del “candidato antisistema” y "contra la oligarquía" queda erosionada cuando su campaña y ascenso político se basaron justamente en estos grupos económicos concentrados. ¿Cómo puede alguien combatirlos si su camino político fue viable gracias a aportes millonarios y estructuras de poder que operan internacionalmente, como todos los partidos y candidatos patronales tradicionales? Esta contradicción no es meramente simbólica: indica que el proyecto político está insertado en la lógica de la reproducción del sistema, no en su transformación radical. Está atado de pies y de manos a estos factores de poder y sus favores recibidos.
De este modo, Mamdani reproduce el mecanismo clásico del establishment "progresista": canalizar el malestar popular con discursos encendidos pero ir hacia pequeñas reformas muy limitadas, sin romper las bases estructurales del capitalismo financiero ni del poder de las élites. En este sentido, su candidatura funciona como un mecanismo de atracción del descontento de la clase trabajadora urbana que siente abandono, precariedad, y miseria, hacia una figura "new wave" que promete cambio, pero que en realidad articula con los mismos centros de poder que manejan los hilos del sistema.
No estamos frente a un disruptor de la lógica de mercado, sino a un gestor reformista que opera dentro del marco capitalista, con los que las elites globales ya han aprendido a lidiar y son conscientes de su inofensividad real.
Esta dinámica tiene implicaciones para los ciudadanos de Nueva York que lo han votado apostando al “cambio”. Un alcalde que propone alzas tributarias a los más ricos, supermercados populares, pases de colectivo gratuitos y otras medidas de tinte "progresista", pero depende para llegar al cargo de fuerzas del gran capital, la experiencia histórica sugiere que su capacidad de implementación y transformación será muy restringida, incuso para esas suaves promesas románticas.
A pesar de los superfluos motes de "comunista" que se ha ganado por parte de los Trump los Milei y exponentes de la ultraderecha vulgar, y al mismo tiempo la llamativa simpatía de sectores de la izquierda clasista por su histórica militancia pro palestina, la realidad es que Mamdani no es el portador de la esperanza obrera que se proclama; sino más bien un oportunista político que hará carrera habilitado por la “centro izquierda progresista institucional” y grandes donantes globales. Si su aventura política sale bien, como mucho aspirará a convertirse en un "nuevo Obama". Así de insulso y conservador.
El anticapitalismo no necesita “alcaldes de diseño” financiados por Soros, sino sujetos capaces de aportar a la lucha para romper el sistema, no de gestionarlo bajo un maquillaje progresista para ganarse el reflejo de los flashes.
Al margen del aspecto político, desde un enfoque más de época y cultural, algo que tal vez viene a poner sobre el tapete este triunfo de Mamdani es el perfil mediático y atractivo para las redes sociales de los nuevos liderazgos populares en la política. No importa su ideología o programa económico, sino su capacidad de generar shock, viralizaciones e impacto en los canales digitales. Es un fenómeno similar a lo que sucedió con Nayib Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina, y como se está viendo en numerosos países. Estamos a nada de ser gobernados por los "Gordo Dan" del mundo; influencers de Tik Tok, Instagram, Twitter, provocadores virtuales y hacedores de reels. Son los tiempos que corren.






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