El imperialismo alemán se rearma y amplia su reclutamiento
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Por Michele Amura / Política Obrera

La guerra en Ucrania ha sido un golpe decisivo a la industria alemana y por ende a la economía de toda la Unión Europea. El imperialismo americano ha logrado matar dos pájaros con un solo tiro provocando la invasión rusa del territorio ucranio. De un lado el ejército ruso resulta empantanado en el este del país invadido, del otro un polo imperialista que aspiraba y aspira, con dificultades crecientes, a rivalizar con Estados Unidos ha visto apagar el motor de su locomotora, el tren es la Unión Europea, la locomotora Alemania. Todo eso por medio de una matanza trágica de la población ucraniana martirizada por las bombas, los cortes de gas y luz en un país con un clima gélido y las muertes de los soldados en el frente, que son reclutados cada vez más coercitivamente con oficiales que secuestran personas en las calles; y también por medio de la matanza de soldados rusos, jóvenes reclutados en los sectores más plebeyos y pobres de la Federación Rusa.
La burguesía alemana con su gobierno -un gobierno de unión nacional con la participación de los dos partidos tradicionales de la burguesía, el partido socialdemocrático (SPD) y los cristianos democráticos (CDU-CSU)- quiere responder a la crisis europea construyendo un ejército europeo autónomo y alternativo al ejército estadounidense, y al interior de ese rearme europeo busca una hegemonía alemana respecto a las otras fuerzas militares de Europa. Ese camino tortuoso y plagado de obstáculos conduce a nuevas matanzas y a nuevas tragedias como la experimentada por los rusos y los ucranios.
Como señala Il Sole 24 Ore (27/08) Merz “ha declarado en repetidas ocasiones que quiere convertir la Bundeswehr (el ejército alemán) en el ejército convencional más fuerte del continente”. Para tal fin ha promulgado una reforma constitucional que permite al Estado alemán endeudarse para sostener gastos militares, mientras antes la política de Schwarze Null no permitía un déficit mayor del 0,35%. Emblemáticamente la reforma ha pasado por medio de una maniobra institucional en cuanto el parlamento antecedente al actual, donde el gobierno de unión nacional tenía más votos, ha sido convocado extraordinariamente para votar la reforma constitucional que, de otra forma, no habría nunca tenido los votos necesarios para ser aprobada en el parlamento actual. El resultado de tal política fiscal ha sido una suba del déficit de 33 mil millones de dólares a 81 mil, con un presupuesto militar de 640 mil millones en los próximos 5 años, cuyo 400 mil serán financiados con deudas (Panorama, 30/06).
La otra cara de la moneda es la reforma del sistema de reclutamiento alemán; como es obvio, las armas necesitan hombres de carne y huesos para ser utilizadas. El objetivo consiste en llevar los efectivos como mínimo a 260.000 soldados activos y 200.000 reservistas, mientras ahora son 180.000 y 50.000 respectivamente; el tiempo máximo para alcanzarlo es 2030. Ese plan es necesario “para alcanzar la dotación total de 460.000 soldados que Alemania estaría obligada a proporcionar según la planificación de defensa de la OTAN” (Spiegel 14/10).
Como cuenta el ultimo periódico alemán citado, el plan del gobierno, que todavía tiene que ser presentado al Parlamento y aprobado por aquel, prevé etapas hipotéticas para llegar a la cifra de 460 mil soldados totales. En una primera etapa, la conscripción será sobre base voluntaria y todos los ciudadanos hombres tendrán que completar un cuestionario sobre su predisposición al servicio militar. En la medida que no se logre realizar el objetivo cuantitativo, la segunda etapa prevé el servicio militar obligatorio pero no para todo un año de reclutamiento, sino para una selección aleatoria de ese año conscripto mediante un sorteo. La tercera etapa prevé la conscripción de todo el año de reclutamiento, mientras la cuarta el servicio militar obligatorio general lo cual solo podrá ser promulgado mediante un voto con mayoría de dos tercios. Ese plan relatado por el periódico Spiegel, sobre la base de fuentes al interior del gobierno, no sólo tiene que obtener una aprobación no descontada en el Parlamento, sino que es visto por algunos miembros de la mayoría parlamentaria como débil del punto de vista constitucional. Además, el principal partido del gobierno, los cristianos democráticos, actualmente son superados en las encuestas por el partido de extrema derecha Alternative for Deutshland (AFD). El apoyo popular al gobierno resulta aún más escaso entre la juventud, la cual tendría que sufrir las consecuencias directas del rearme y del reclutamiento. Los partidos de oposición, tanto Die Linke (la izquierda) como AFD, recibieron un apoyo importante de los jóvenes, del 26% y 21% de los jóvenes respectivamente, mientras solamente una parte minoritaria de la juventud ha votado los partidos de gobierno – el 13% por la CDU-CSU y el 11% por el SPD. En un contexto político donde la juventud ha colmado las plazas de Berlín en apoyo al pueblo palestino y contra el genocidio.