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La disputa imperialista en Asia central

Actualizado: 23 may 2024

El ministro de Asuntos Exteriores y ex primer ministro británico, David Cameron, emprendió el mes pasado una gira diplomática por Asia central; que lo llevó a prácticamente todos los países de la región: Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán y Mongolia. Sólo quedó afuera Afganistán, que, al igual que Mongolia, no siempre se la suele incluir en esa lista regional por su ubicación. El objetivo declarado de esta visita fue fortalecer la influencia occidental en una región de creciente importancia geopolítica. Mientras que en el Reino Unido la atención mediática se centró en los costos de su viaje, el trasfondo de la visita de Cameron refleja una realidad mucho más significativa: la intensificación de la competencia global en el contexto de una nueva guerra fría.


El parlamento británico publicó en noviembre de 2023 un informe titulado "Countries at Crossroads: UK Engagement in Central Asia". Este documento subraya la importancia estratégica de Asia central para el Reino Unido, destacando la necesidad de contrarrestar la influencia de China y Rusia en la región. Se menciona específicamente que "la profundización de la intervención del Reino Unido en Asia central debería ser un imperativo geopolítico".


El reporte destaca la necesidad de ofrecer "opciones alternativas" a los países centroasiáticos, en lugar de intentar suplantar la influencia de China y Rusia. Cameron, en su viaje, buscaba precisamente fortalecer estos vínculos.


Desde luego, Washington comparte esos objetivos. En febrero de 2020, el Departamento de Estado de norteamericano también publicó un informe titulado "United States Strategy for Central Asia, 2019-2025", que subraya la importancia geoestratégica de la región para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.


La creciente intensificación de las visitas diplomáticas occidentales refleja el nuevo interés en esa región. En 2023, el presidente francés Emmanuel Macron viajó a Kazajistán y Uzbekistán, mientras que el secretario de Estado de Estados Unidos., Antony Blinken, fue a las cinco repúblicas de la región.


La importancia de Asia central para Estados Unidos no es nueva. Durante la Guerra Fría, Washington apoyó a los muyaidines en Afganistán para debilitar a la Unión Soviética. Tras el colapso soviético, estableció bases militares en la región y fomentó la inversión en recursos naturales. Sin embargo, en años recientes, las inversiones y la influencia de China y Rusia han superado a las occidentales. El comercio de China con los países de la región ha crecido rápidamente, y Rusia sigue siendo un socio crucial en sectores como la energía y la construcción de infraestructuras. Empresas rusas y chinas están profundamente involucradas en la economía de estos países, y ambos gobiernos han intensificado sus esfuerzos para consolidar su influencia.


En términos de poder económico y lazos culturales, Occidente enfrenta desafíos significativos para igualar la presencia de estas potencias en Asia Central. A medida que se intensifica la nueva guerra fría, la región se convierte en un campo de batalla geopolítico crucial. No obstante, la falsa ilusión de muchos sectores políticos que se autoperciben "de izquierda" o "progresistas" de ver en el "eje oriental", que estaría compuesto principalmente por China, Rusia e Irán, a una especie de "poder contrahegemónico" que liberaría al sur global del yugo "occidental" (Estados Unidos y Europa), curiosamente no contempla que esos tres países que representarían a "Oriente" son regímenes en fuerte medida autocráticos que tienen iguales ambiciones imperialistas y reproducen con la misma ferocidad los principios que rigen al "eje contrario", que flagelan y dividen a las sociedades y pueblos del mundo: el sistema capitalista y el nacionalismo, que tienden a la injusticia, a la competencia y a la formación de discursos de odio, sociedades e individuos hostiles y confrontativos. Ninguno de estos bandos conducirá a la humanidad a un mundo mejor, sino una reorganización mundial profunda sobre nuevas bases y otra orientación social, cuya dificultad de alcanzar no debe hacernos bajar los brazos.

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